11/25/2016

A mi maestro

Tras la tormenta viene la calma, de a pocos como el devenir de la vida, y a la luz del radiante nuevo amanecer me reincorporo y elevo como el ave fénix.
Este proceso es un nuevo aprendizaje, otro ingrediente del tránsito vital.
Plena gratitud a Guido Estuardo, hijo, vivirás siempre en mi corazón, con esas intensas alegrías, bromas, carcajadas y anécdotas compartidas en tu tránsito por este mundo y que ahora disfrutas en el cielo. 
Te convertiste en mi maestro, en toda la amplitud del término, no necesitas de tantos discursos para hacerme comprender que la vida es tan frágil y fugaz, y que el reto exige asumirla con integridad y firmeza.

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