11/25/2016

A mi maestro II

He venido junto al mar siguiendo tus huellas,

tus pasos de niño, inquieto y travieso

de adolescente soñador, reflexivo y profundo. 

Aquí estoy, envuelto en la penumbra,

admiro tu amor inmenso, sosegador, apaciguador,

interminable como el mar, dormidero de los estruendosos ríos. 

Aquí desfogo mis penas,

junto a tus huellas sobre la arena húmeda

La brisa eleva al cielo tus recuerdos

Me pierdo en las estrellas 

hoy están relucientes

cielo despejado como tu franca sonrisa que deslumbró tu rostro. 

Gracias, maestro, Guido Estuardo, 

mensajero de la fragilidad, de la plenitud de la vida,

la nobleza, la sensibilidad humana.

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