6/11/2017

G2

Ahí está, entre las ramas retorcidas del viejo árbol,
la casa de madera soñada
los pajarillosaletean en la ventana
el trino del zorzal alegra las mañanas.

Las ardillas asoman en el matorral
juegan con Gada,
la traviesa que deshoja claveles
espera que muera el otoño
y vuelva su verano.

Gada, la casita de madera...un sueño
manantiales, vientos acariciantes,
tú, sonrisa de musa
La que sonríe con los ojos
y atrapa con la mirada
G2...la fórmula perfecta.

Caminos

Ando los caminos andados
busco esos pasos perdidos
sanando mis huellas
ejugando mis lágrimas.

Tenue luz
largo túnel de tiempo
envuelve mis sombras.

Estoy yéndome sin decir adiós
no más preguntas, nada de interrogaciones
viento borra mis surcos
lluvia arrastra mis penas.

11/25/2016

Cugahil

Tantas historias se han tejido en tus días de ausencia
pensé encontrarte en este camino,
no fue nuestro tiempo
ahora quiero edificar un nuevo trazo
para encontrar al rayar
el alba del nuevo día.
Dices todo en poesía
hasta cuando miras al infinito
con tus rulos de condesa.

Mendigos de amor

¿De dónde vienen esos seres que mendigan amor?
Ojos enrarecidos
en la penumbra del olvido
ilusiones perdidas
amores desvanecidos
zombies de medianoche
gritos en el silencio de sus voces
palmas en cadencia
caminos sin trazo
cuerpos flagelados
amaneceres sin alba
cantos de sordomudo
adalides del egoísmo
miradas furibundas
desde la cornisa alargan su tristeza
ceños fruncidos...
¿A dónde van a morir los mendigos de amor?

A mi maestro II

He venido junto al mar siguiendo tus huellas,

tus pasos de niño, inquieto y travieso

de adolescente soñador, reflexivo y profundo. 

Aquí estoy, envuelto en la penumbra,

admiro tu amor inmenso, sosegador, apaciguador,

interminable como el mar, dormidero de los estruendosos ríos. 

Aquí desfogo mis penas,

junto a tus huellas sobre la arena húmeda

La brisa eleva al cielo tus recuerdos

Me pierdo en las estrellas 

hoy están relucientes

cielo despejado como tu franca sonrisa que deslumbró tu rostro. 

Gracias, maestro, Guido Estuardo, 

mensajero de la fragilidad, de la plenitud de la vida,

la nobleza, la sensibilidad humana.

A mi maestro

Tras la tormenta viene la calma, de a pocos como el devenir de la vida, y a la luz del radiante nuevo amanecer me reincorporo y elevo como el ave fénix.
Este proceso es un nuevo aprendizaje, otro ingrediente del tránsito vital.
Plena gratitud a Guido Estuardo, hijo, vivirás siempre en mi corazón, con esas intensas alegrías, bromas, carcajadas y anécdotas compartidas en tu tránsito por este mundo y que ahora disfrutas en el cielo. 
Te convertiste en mi maestro, en toda la amplitud del término, no necesitas de tantos discursos para hacerme comprender que la vida es tan frágil y fugaz, y que el reto exige asumirla con integridad y firmeza.

1/17/2014

Tormento



Hoy quiero aumentar el caudal de los ríos, 
quiero provocar un tsunami
quiero levantar un tornado
el aguacero ya me hartó
quiero una tormenta destructora,
sin arbustos, sin riachuelos
quiero un torrente
para desgarrar mis penas.


Mi tormenta


La tormenta es de idas y venidas
pero esta vez se quedó y sacudió
mis estructuras.
En mis sueños sabía superado el diluvio terrenal
pero esta tormenta me tiene atascado
me tiene enredado entre los árboles coposos
los deshilacharé hasta
retomar la corriente liberadora.


8/17/2006

LOS MUERTOS YA NO CAMINAN

Los muertos ya no caminan,
el desierto del velorio
inunda de dolor los sacramentos
de la redención humana.

Caen las rocas más duras,
en la multitud del insomnio.
Zombies y sonámbulos
Salen a predicar al camino;
y los dementes, en coro
cantan letanías prematuras,
anunciando el arribo del redentor
entre las escabrosas colinas.

Los lobos aúllan,
los gallos a medianoche cantan
y las sirenas entonan himnos moribundos.

La tristeza ha caído
Con el manto de la oscura noche;
relámpagos y truenos preceden
el divorcio del mundo.
El sol incandescente sonríe
y el diluvio desboca su ira santa.

(Trujillo, 14.01.95)

8/16/2006

ENTRE LA PENUMBRA

Cuando los rayos del sol calientan,
cuando los trozos del granizo revientan,
cuando las púas pinchan al masoquista;
levanto la mirada hacia el horizonte
y veo tu rostro iluminar las colinas,
cual luciérnaga en la oscura soledad.

Entre las negras nubes
se incrustan leves rayos luminosos
entre las rocas oigo sórdidos suspiros,
sórdidos gemidos de mujer enamorada.

Sigo meditando y te encuentro
inclinada sobre el umbral del silencio
buscando el amor ausente
en la infinita soledad etérea.

Tus ojos sólo ven ilusiones de poeta
personajes de cuentos y novelas
la Beatriz de Dante,
el Quijote de Cervantes.

No distingues en la luz del día
el amor que se cruza en tu camino
lo miras y lo dejas en el estío
ilusión intensa de lejanos instantes.

(Piura, 14.12.91)