La brisa ha caído las piedras han congelado su respirar. El sol ha enrojecido el viento arrecia los médanos. Los gránulos del polvo Ciegan al caminante solitario del éter. Vicios miserables, consumen al mundo el hombre camina cual deforme masa, mientras los gusanos de la muerte Corroen los descalzos pies de aquellos difuntos caminantes. Fétidos cadáveres contagiando de muerte a los inocentes peregrinos que construyen el sendero hacia el altar del mito: ¡El mito de la muerte! (Trujillo, 4.1.94). |
8/15/2006
CAMINANTE DE LA MUERTE
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