Los muertos ya no caminan,
el desierto del velorio
inunda de dolor los sacramentos
de la redención humana.
Caen las rocas más duras,
en la multitud del insomnio.
Zombies y sonámbulos
Salen a predicar al camino;
y los dementes, en coro
cantan letanías prematuras,
anunciando el arribo del redentor
entre las escabrosas colinas.
Los lobos aúllan,
los gallos a medianoche cantan
y las sirenas entonan himnos moribundos.
La tristeza ha caído
Con el manto de la oscura noche;
relámpagos y truenos preceden
el divorcio del mundo.
El sol incandescente sonríe
y el diluvio desboca su ira santa.
(Trujillo, 14.01.95)
el desierto del velorio
inunda de dolor los sacramentos
de la redención humana.
Caen las rocas más duras,
en la multitud del insomnio.
Zombies y sonámbulos
Salen a predicar al camino;
y los dementes, en coro
cantan letanías prematuras,
anunciando el arribo del redentor
entre las escabrosas colinas.
Los lobos aúllan,
los gallos a medianoche cantan
y las sirenas entonan himnos moribundos.
La tristeza ha caído
Con el manto de la oscura noche;
relámpagos y truenos preceden
el divorcio del mundo.
El sol incandescente sonríe
y el diluvio desboca su ira santa.
(Trujillo, 14.01.95)